Queridos hermanos,
El viernes pasado como estaba programado, tuvimos una ultreya zonal en la Medalla Milagrosa, de Adrogué. Quiso el Señor que fuéramos muy pocos, apenas 8 hermanos. Algunos llamaron avisando su ausencia por diversos motivos: Laborales, compromisos tomados, viaje a Pergamino por la beatificación de la hermana Crescencia, etc. y otros no, probablemente para esta época del año ya estamos todos un poco cansados...
Pero bueno, el testimonio de Eduardo Olivella fue tan rico, que es una lástima que ustedes se lo perdieran; por eso lo transcribí, y se los mando adjunto, para que aunque sea "en diferido" y no "en vivo" todos lo tengan, lo lean y lo piensen... Como siempre, cenamos en intimidad, y nos tomamos los vinos de rigor.
Les aviso de la próxima ultreya de fin de año, el mes que viene, lugar todavía a definir, con la acostumbrada churrasqueada .
DE COLORES
Miguel Segovia
PD: No aflojar! Ya llegamos a Navidad.... <hr>
Estoy trabajando en un
ambiente difícil
Para empezar, quisiera iluminar este testimonio
con una pequeña lectura del apóstol Pablo a los corintios…. (1Cor 12, 27-30)
“Ustedes
son el cuerpo de Cristo y cada uno de ustedes es un miembro con una función
particular. Dios ha querido que en la Iglesia haya, en primer lugar, apóstoles; en
segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego personas que hacen
milagros, y otras que curan enfermos, o que ayudan, o que dirigen, o que hablan
en lenguas. No todos son apóstoles, ni todos son profetas. No todos son
maestros, ni todos hacen milagros, ni todos tienen poder para curar enfermos.
Tampoco todos hablan en lenguas, ni todos saben interpretarlas. Ustedes deben
ambicionar los mejores dones.”
Cuando salí de cursillo, hace 23 años
seguramente no había leído esto; porque creía que yo era todo eso, y por lo
tanto me metía en todos lados. Así pasé por asilos, hogares de ancianos,
Servicio sacerdotal, etc, en todos lados de manera efímera, con mucho
entusiasmo y poca perseverancia. En ese momento se me acercaron hermanos más
rodados, y me hicieron comprender que no había que desesperarse en buscar
cosas, que las tareas aparecen solas; y así me fui preparando, sin descuidar mi
ambiente, mi familia, mi trabajo, el colegio de los chicos.
Pasaron unos cuantos años, y… ¿Qué me dice cursillo
a mí, miembro de este querido movimiento, en nuestra realidad nacional,
diocesana, personal?... ¿Qué me impulsa cursillo a realizar hoy, en los
ambientes en los que estoy inserto?
Siempre comprendí y estuve atento a mi “metro
cuadrado”. Pero en la actualidad, con tantas necesidades de todo tipo, me
parece un tanto egoísta quedarme solamente en mi “quintita”, ya que hay
muchísimos hermanos que no tienen a nadie que les acerque -aunque sea
mínimamente- la palabra de Dios.
Con estos cuestionamientos me fui
interiorizando de dónde mis pocas o muchas capacidades de dirigente formado en
cursillos podrían ser de utilidad, y encontré un lugar que nos necesitaba: El
ambiente de la periferia socio-cultural más absoluta, no sólo en el aspecto
económico sino -que es lo más importante- en el casi total desconocimiento de
Cristo. Y es así que empecé a trabajar junto a otros hermanos de cursillo en el
Movimiento de la Virgen Gaucha.
En la pastoral diocesana el Sr Obispo nos pide
que salgamos de las parroquias, que vayamos a los barrios, en misión, que
entremos en el barro, porque, como él dice: “Si hay gente que camina por aquí,
nosotros también podemos”
Es necesario adaptarse a la realidad. Y esa
condición de adaptarse a la realidad la puede cumplir un dirigente. Para eso me
preparó cursillos, que me dio herramientas para enfrentar una realidad que pega
muy duro, y se ve en la cara de un alcohólico, de un drogadicto, un violento,
una mujer golpeada o golpeadora. De personas a las que hay que mostrarles el
mensaje sencillo pero conmovedor: “No importa lo que haya sido tu vida hasta
ahora. Dios te perdona; y si necesitás ayuda, Él siempre te va a estar
esperando”.
Decirlo parece fácil, pero no es así. Hay que
estar preparado para enfrentar los planteos de gente que nunca tuvo nada, ni
afectivo, ni económico, ni social.
¿Pueden creer que en pleno siglo XXI, en el conurbano bonaerense haya jóvenes que
no saben leer ni escribir? ¿Se imaginan cuánto puede interesarles cuáles son
los mandamientos, o las normas de la liturgia?... Vivimos una realidad muy
distinta y muy lejana y… ¡estamos tan cerca!... ¡Cuánto nos cuesta abandonar
nuestra carpa personal en el Monte Tabor!
Hay en la diócesis muchísimos movimientos trabajando
con estos hermanos; y podría decirles que en el 80 o 90 % de los casos, los
dirigentes que están al frente son hermanos cursillistas: La Pastoral Carcelaria ,
La Pastoral
de la Salud , La Pastoral Social , Cáritas,
Encuentros para parejas en 2ª. unión, etc, que ven al ser humano más allá de
las normas, obviando barreras de férreas
estructuras jerárquicas de dentro y fuera de la Iglesia.-
Hoy tenemos pastores con una visión realista de
la sociedad que nos apoyan y nos animan en este camino. En un primer momento me
chocó la directiva de saltar por encima de las estructuras en casos de
necesidad. En el Movimiento de la Virgen
Gaucha por especial pedido de nuestro pastor hemos dado la Comunión e incluso hemos
bautizado a muchos hermanos.
Por supuesto que frecuentemente aparecen entre
los asistentes a un Encuentro, –así se llaman los “retiros”- dirigentes natos
de sus comunidades con buenos valores que ellos mismos desconocen; y ahí
nosotros empezamos a trabajar en un precursillo difícil, pues son muy escépticos
y renuentes a un cambio de vida de su realidad.
¡Si ustedes supieran cuántos dirigentes
barriales surgieron de las fichas a veces enigmáticas que llevaba Pedrito
Acosta…! (*) ¡Qué abrazo le habrá pegado el Señor, cuando lo recibió en el
Cielo!...
Yo era uno de los que, estando en el
Secretariado, decía que no era para cursillo cuando aparecía una de esas
fichas… ¡Qué equivocado estaba! Ahora los veo, llevando la palabra de Dios
entre sus pares, hablando su mismo idioma, socorriendo necesidades de gente que
tiene menos que ellos, que casi no tienen nada, pero con la alegría de haber
encontrado a Cristo en medio del camino, sabiendo cómo interpretarlo. Eso, se
los dio Cursillo.
¿Qué estrategia usamos para romper esa dura
coraza interior, durísima forjada por las extremas condiciones de vida?
Hablándoles de la Virgen María , la Mamá de todos…
Los que me conocen de hace muchos años,
recordarán que siempre dije que yo no era muy mariano… Pero durante una
importante operación quirúrgica a la que fui sometido, estuve en coma varios
días y tuve una experiencia de la
Virgen : Sentí su perfume y percibí los pétalos de rosa
saliendo del aire acondicionado…
Dos días antes de la operación había ido por
primera vez, casi sin pensarlo, como apoyo a la caminata a Luján. ¿Porqué
fui?... no sé, me llevó tal vez el ánimo de colaboración…
Al poco tiempo, ya restablecido, me invitan a
ver si podía colaborar en un equipo, ya que faltaba algún rollista. Yo, el
mariano tibio, sentí a la
Virgen y empecé a tratar de que los hermanos vean a Dios a
través de María.
No abandoné ni abandonaré Cursillo, porque me
enseñó lo que Dios quiere de mí y me dio las herramientas necesarias para
enfrentar un mundo cada día más alejado de Él.
No se preocupen si no me ven muy seguido. Es
porque estoy trabajando y transmitiendo a otros lo lindo que es tener una vida ¡¡¡DE COLORES!!!
Eduardo Olivella CC 47
(*)
Para los que no lo conocieron, Pedro
Acosta era un hermano del barrio Don Orione que presentaba varias fichas en
cada cursillo, en muchos casos casi sin conocer al ahijado, cosa que no era
bien vista ni se recomendó nunca en cursillo; pero evidentemente ahí estaba la
obra del Espíritu Santo.