En un corto city tour por la ciudad de Lobos, tuvimos la oportunidad de visitar la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Es el símbolo fundacional de la ciudad, ya que alrededor de ella comenzaron a agruparse las primeras viviendas que fueron dando origen al poblado de Lobos.
De una belleza solemne, es muy visitada y admirada por muchos turistas, que como nosotros, pasean por Lobos, y se detienen a contemplar las espléndidas líneas de este monumento religioso.
En esa visita tuvimos dos sorpresas. La primera como la parroquia está frente a la plaza 1810 (todos los días se “baldea”), allí un grupo de señoras de Lobos entregaron flores a las mujeres del grupo. La segunda, y muy grata, fue al entrar al templo y ser recibido por su párroco, el padre Daniel Guerra, quien nos dio la bienvenida, conversó con cada uno de los asistentes, nos explicó un poco la historia de la parroquia, y finalmente rezamos a la Virgen y nos dio una bendición especial.
Nos explicó el padre Daniel, junto a un guía de la zona, Nacho (un joven de 23 años que todos los años, durante 2 meses, da clases de Turismo en la Impenetrable), que el Altar Mayor que preside la imagen de Nuestra Señora del Carmen, patrona de Lobos, está realizado en mármol de carrara y ónix, al igual que el ambón y la mesa sacrifical. Entre las imágenes que alberga la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, está la de San Cono, venerada desde hace unos cien años por la colectividad italiana.
El 16 de Julio de 1898 fue bendecida la primera nave. La actual Iglesia fue inaugurada el 19 de marzo de 1906 por Monseñor Terrero, Obispo de La Plata pero la obra no se dio por terminada hasta 1912. En 1930, se ensanchan las naves, se termina la torre y se construye la Casa Parroquial. Tiene 49 metros de largo, 19 metros de ancho, la torre de 37 metros de alto y una capacidad para 2.000 personas. Su estilo interior es gótico.
En ella descansan los restos de un héroe de la Independencia, el Cnel. Domingo Soriano Arévalo, En la nave central, hacia el sector izquierdo, se encuentra la sepultura que guarda los restos de José Salgado, fundador de la ciudad de Lobos, que descansa junto a su esposa.
Al volver al ómnibus que nos transportaba, el comentario de todos era la forma amable, espontánea y alegre que tenía el padre Daniel, y estaban más que contentos con su bendición final. A la vez el ejemplo del guía, que siendo tan joven trabaja durante 2 meses en un lugar donde hace tanta falta llevar la cultura.
Con Pura comentábamos la actitud del padre, ya que son hechos de nuestra vida diaria los que nos identifican como verdaderos y buenos cristianos. Y el padre Daniel mostró su felicidad de ser sacerdote y de llevar la palabra del Señor a muchos de esos visitantes que, estamos seguros, no sabían que Dios los ama, y él se los dijo.
ABEL BUSTO
