Los discípulos clamaron alborotados: "hemos encontrado a jesús"
(Juan 1, 35-42) ...
Vos seguramente en algún momento de tu vida te viste también frente a Jesús, lo habrás encontrado cuando tu padrino te invitó a realizar un cursillo.
Como aquellos discípulos no te guardés este hallazgo o descubrimiento, debes anunciarlo gozosamente. El kerigma cristiano se proclama con entusiasmo y alegría. Esa alegría del hallazgo es el testimonio más convincente de la sinceridad de nuestros sentimientos y de la veracidad de nuestras palabras.
Así vas a ser levadura en la masa, y vertebrarás cristiandad, fermentarás de Evangelio los ambientes en los que te hallás inmerso. Esos de los cuales no podes, ni debes, separarte, porque son los que configuran tu propia vida y tu propio actuar. Esos ambientes dentro de los cuales debes estar, no para dejarte absorber por ellos, sino para elevarlos y vivificarlos desde dentro con los principios y valores del Evangelio. Así vas a detectar personas que conociéndolas bien y despertándoles una disposición hacia la búsqueda, la amistad y el cambio, las podrás invitar a realizar como vos el cursillo y podrán quizás decirte como los discípulos: - padrino: "encontramos a Jesús"
¡De Colores!
Comisión Precursillo
