domingo, 5 de junio de 2011

Visita a la Capilla Ntra. Sra. del Valle
Cuando uno tiene la suerte de contar con unos días de descanso, sale a librarse de lo cotidiano: trabajo; casa; rutinas; la suegra -no en todos los casos-; etc.
Al regreso, renovados, sentimos la necesidad de recrear esos momentos. Una buena forma de hacerlo es compartirlos con amigos, familiares y conocidos -entre los que es licito incluir a la suegra -. Esta es una nueva invitación a que comenten sus vivencias en las visitas que puedan a hacer a distintos templos o lugares religiosos. No hace falta viajar. También pueden hacer una reseña de la propia parroquía o capilla a la cual asisten. Así, de esta manera, conoceremos un poco más los lugares donde nos congregamos y cargamos las pilas.
Una templada mañana de mayo, en medio de un tupido bosque, tuvimos la suerte de visitar la capilla de Mar de las Pampas. La suerte no fue completa, ya que se encontraba cerrada.  -casi a la entrada del invierno, en lo que es un lugar de veraneo,  la mitad del pueblo suele estar cerrado -, no obstante fuímos igual. En medio de una esquina a la que hay que adivinar (José Marmol y Mancilla) ya que las calles son irregulares, se encuentra la Capilla Nuestra Señora del Valle, a la que recientemente se le ha inaugurado el campanario -24 de abril de 2011-. El proceso de construcción de la misma está muy avanzado. El nombre resultaba algo caprichoso respecto a la geografía,  pero "Nuestra Señora del Valle", según se leía en un  cartel adosado a una de las paredes, es Patrona de Catamarca, Patrona Nacional del Turismo; Patrona de los Paracaidistas & Patrona de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul. La estructura, se encuentra sobrelevada del camino de acceso, por encontrarse sobre una duna. Cuenta con un amplio salón, completamente vidriado, rodeado de un imponente verde, preparado especialmente para las concurrencias estivales. Por detrás de la capilla hay una gruta con la imagén de la Virgen. El marco es verdaderamente hermoso, y si uno tiene imaginación, o simplemente un poquitito de entrega, el sonido de fondo que dan el viento y mar, pueden acercarle un abrigo de Dios a nuestros días más pesados.
Hasta la próxima.

Carlos Abella