miércoles, 5 de enero de 2011

Epifanía del Señor

Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
  • Su Epifanía ante los Magos de Oriente: Manifestación a los paganos.
  • Su Epifanía del Bautismo del Señor: Manifestación a los judíos por medio de San Juan Bautista.
  • Su Epifanía de las Bodas de Caná: Manifestación a Sus discípulos y comienzo de Su vida pública por intercesión de su Madre María.
La Epifanía que más celebramos en el occidente es la de los Magos, la manifestación a los paganos. Esta debe ser causa particular de alegría y agradecimiento.
Dios llama a todos los pueblos, de todas las razas, culturas y religiones. Pero la llamada requiere respuesta. Hay que salir de donde estamos e ir al Señor hasta encontrarlo en los brazos de María.
Seguramente los magos conocían algunas profecías mesiánicas de los judíos porque estos residían en todos los países, por eso llegaron a Jerusalén y acuden al palacio de Herodes preguntando por el rey de los judíos, cuya estrella habían visto.
Los Padres de la Iglesia reconocían en la adoración del Niño por los Reyes Magos, la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos paganos. Los magos no eran parte del pueblo de Israel, pero supieron utilizar sus conocimientos (astronomía) para descubrir al Salvador. Se cumplió primero en ellos la profecía de que por medio de Israel, Dios se manifestaría a todos los hombres. Jesús vino para salvar a todos, no solo los judíos.
Herodes descubre en el anuncio del nacimiento de un rey una amenaza para sus intereses. Utiliza la mentira con intenciones criminales. No se sentía seguro en su trono porque los judíos lo odiaban. Era hijo del idumeo Antipatro, quien ayudó a los romanos a conquistar a Palestina. Su título de rey se lo debía a los romanos y los judíos no aceptaban que un extranjero fuese su rey. Herodes se había casado con una princesa judía pero la mandó a asesinar junto con los hijos que tuvo con ella.
Los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, por su parte, supieron informar a los Reyes Magos sobre donde debía nacer el Mesías según las profecías (Miqueas 5,2): en Belén de Judá; sin embargo ellos mismos no fueron a adorarlo.
Los magos buscaban a Dios en las estrellas, pero estas les guiaron para encontrarlo en la tierra, en la humildad, junto con María, Su Madre.
Pidamos a Jesús, en esta fiesta de su Epifanía, que abra nuestros corazones para buscarlo, reconocerlo y adorarlo. Aún cuando eso nos signifique un largo viaje para llegar a encontrarlo.

Enviado por Gabriela Abella